domingo, 28 de octubre de 2012

¿Cómo renunciar?...

¿Cómo renunciar? Si en el latido de tu pecho he encontrado la medida exacta de mis suspiros. Esos que fueron errantes durante siglos. ¿Cómo renunciar? Si son tus manos milagro de huracanes que me arrancan de la tierra, para elevarme al infinito. ¿Cómo renunciar? Si es tu boca, esa bendita boca que me ha encontrado desprevenida, buscando y soñando besos. ¿Cómo renunciar? Si en los pocos instantes que te tengo está colgada mi sensatez o quizá sin saberlo gestándose mis delirios. ¿Cómo renunciar? Si la vida es atreverse a vivir o consumirse en el intento. Si los listones de mi cabello piden a gritos el desenredar de tus dedos. Si la palabra melancolía no cabe entre tu boca y mi cuello. Si no tengo lágrimas sólo sonrisas que estallan, furias que se desatan, vibraciones que me gobiernan, y tu mar que me desborda. ¿Cómo renunciar?, si no soy tan valiente.

sábado, 20 de octubre de 2012

Fascinaciones…

Que ninguna de tus manos se detenga, hoy me elevaré a tu vuelo cómo Diosa, desde la respiración intermitente, desde el momento que se han apagado las sombras. Me he vestido y desvestido de atardeceres, y en cada centímetro de mi piel hay un tatuaje de aliento que sólo lleva el calor de tu boca. Nunca seré más de escarcha, sólo de sol, sólo metáfora ardiendo desde tu sangre, celebrando el ritual de tu lengua desenfrenada colonizando cada pliegue de mi cuerpo. He nacido ebria, volátil, silenciosa y secreta hasta el momento voluptuoso en que dibujas gemidos en mi rostro, y vas volando dueño y halcón sobre el territorio clandestino de mis pechos empinados, esos que tienen la medida exacta de tus puños cerrados. Desciendes desde el firmamento hasta la humedad de mi vientre que te espera como un nido, como tu casa.

domingo, 14 de octubre de 2012

Mond…

El sol y la luna se encontraron, besaron sus ojos, han derramado destellos de fuego y relámpago. Se miraron con la historia de los milenios tatuada en la frente. Se han amado con plenitud e intensidad. Han cerrado los ojos y sin voltear se han dicho adiós.

A propósito de brujos, hechiceras, magos y otras casualidades

De tanto en tanto me detengo, veo el reflejo en los charcos en la calle, agradezco la fortuna de intuir presencias inesperadas. Suaves corrientes acarician el rostro de los presentes, mantras y conjuros atraen fuerzas naturales. En trance lunar, es el momento de conectarse, de abandonarse. Piel de arena, poros de fuego, cobalto en los ojos. Respira el suelo, en contemplación plácida suben emanaciones a través de las furias de mis pies, territorio de luz que se extiende hasta la frente y de los ojos dispara cristales de delirio. Posesos y perfectos, como hogueras danzantes que en arrebatos tocan las nubes o las copas de los arboles, vamos sin frenos. Prestos a elevaciones cristalinas se suman mis pasos. Anhelo la turbulencia y los sismos corporales antes que el descanso, no soporto la quietud de los días fríos y equilibrados. Tengo la fuerza del planeta en los brazos.

Absurdos pensamientos…

Absurdos pensamientos, y pasan las horas como golondrinas furiosas que revolotean en mi sangre. Me abandono. ¿Qué significado tiene la boca entreabierta si no se decide entre risa y palabra? Si al menos lloviera podría inventar que ruedan gotas frías. A veces el sentimiento no basta. A veces la poesía es tan pequeña y yo tan insignificante. Lejos de la luz que me alcanza algunas mañanas voy urdiendo un plan para ahogarme dando pasos a ciegas. El cabello y los ojos se cubren de flores marchitas ese parece ser mi verdadero destino.

Tengo tantos poemas que contarte…

Tengo tantos poemas que contarte, imagino como sería susurrarlos despacio, desgranar cada verso a modo de ritual, que cada palabra sea una caricia, suave roce de mi voz en tu oído, y que allí pueda dibujar en la palma de tu mano un corazón con mis dedos. Me imagino brillando como si estuviese hecha de polvo de estrellas, como una hada distraída, como una paloma, o al menos como una mujer simple. Imagino que mi boca se hace eterna de sonrisas, y mis brazos cuna de tus sueños. Imagino además que esta piel que me compone, con cada una de sus moléculas, va temblando al ritmo de tu respiración. Qué bendición es la imaginación. Nadie puede privarnos de los sueños, y en ellos puedo disfrutar mirarme en tus ojos todas las veces que lo necesite. Tal vez me convierta en un poquito de aire con la excusa que me respires. Quizá me deje caer como lluvia sobre tu cara y estando allí te recorra entero. Y si me da por ser sombra, de repente pueda robar algún imperceptible roce de tus manos, ser fantasma, traspasar tus huesos y quedarme escondida en el calor de tu ropa. Tengo tantos suspiros guardados, creo que más de los que puede resistir mi pecho. Tengo tantos poemas que contarte, que se escapan de mi boca aun cuando estoy sola.

Hay Noches…

Hay noches que son especialmente frías. Recuerdo la tibieza de tus manos sobre mi espalda. Ah la música de hoy me habla de nuestros furtivos encuentros. Me he detenido a ver las nubes, a pesar de la lluvia pude leer en una de ellas que ningún momento de felicidad es pequeño. Quise comprobar si era cierto, cerré los ojos e invoqué ese primer instante cuando vi tu rostro tan cerca que no podía ver otra cosa. El recuerdo se repite tantas veces como una película que rebobinas. Así que las palabras eran ciertas y las nubes están hechas de agua y de sabiduría.

Sinfonía

Desde que cruzas mi ruta se ha vuelto sinfonía el instrumento de mi cuerpo, y hay acordes de guitarra, de violín encendido, luz en los ojos, fuego en los besos. Quédate y afina en sublimes notas las cuerdas de mi cabello, que mi piel ya responde a la ejecución de tus manos con armonías secretas como los antiguos mantras del primer milenio. Fui pentagrama en blanco de vacios y ahogados gritos! Ahora huracán y explosión que rompe los silencios. Quédate y regala al universo una composición de profundos latidos desde mi corazón, pies, caderas y cuello. Que fluya la música en este encuentro, con las palmas, con las plantas, con los labios, con los sueños. No te canses de rasguear notas, de crear voces y algarabías cuando rozas mis linderos. Quédate, soy de ti en este concierto.