
Qué hago con esta forma de morirme de a poquito?
Con las espadas de tu silencio clavadas en mi garganta?
Qué hago con las lágrimas que ya no existen, y con el vapor de mi risa que se esfumó?
Qué hago con mis huesos tan gastados de tanto temblor?
Qué hago con tanto de tu ausencia revistiendo mi piel?
Qué hago con las candelillas que se agotaron para dejarme un disfraz oscuro?
Me oculto? Me derrocho en conjeturas? Me incrusto espinas bajo las uñas?
Tal vez la mejor solución es recordar que no eres un apéndice de mi, y que te puedo arrancar como una mala hierba y ya está.
O rompo el silencio con un majestuoso silbido? Y aplasto la innecesaria costumbre de penar. Un nuevo tapiz quedara bien en mis paredes y en mi piel. Ya salgo a buscarlo.