Quién?

Quién?
Quién me tiene prisionera en un abrazo? Un abrazo de tibieza, de sismos, de aromas peregrinos, de cantos de gloria.
Quién me tiene perdida? Perdida en tierras de fuego, en horizontes inmediatos, en la cúspide misma del Olimpo, con todo y sus dioses.
Quién tiembla en mis restos? Porque ya no soy la que solía, pues perdí la cordura a esa dama aburrida y quieta no la quiero conmigo.
Quién con sus modos profundos y azules de silencio me perfecciona el rostro a punta de sonrisas y la vida a fuerza de milagros?
Quién llega a mi piel como manantial de agua clara y a la vez de llama encendida para hacerme sentir que la eternidad existe?
Quién muerde mi cuello e inyecta en mi sangre una nueva naturaleza inmortal e infinita dónde vivo sublime y vaporosa, donde no puedo rozar el suelo?
Quién con sus dedos me reconstruye la vida, me redibuja los pliegues, me desordena la razón?
Quién es el halcón que sobrevuela mi nido y posa su estallido de versos para guardarlos secretamente, profundamente en mi núcleo?
Ese quién, eres tu quijote de mi historia, vamos que los molinos no son suficientes para quebrantar esta forma de amarnos.