lunes, 19 de julio de 2010

Decretos...


Invento un himno de ecos, murmullos y suspiritos que hagan temblar la tierra.
Ah la vida tan perfecta, tan sabia, tan docta en sus asuntos…

Y quién dice que el destino es incierto si para mí está tan claro… ser feliz es una doctrina más que azar, aunque hay quien pretende jugárselo a los dados.
Yo prefiero decretarlo, porque la palabra materializa hechos, inventa y crea espacios, erige fortalezas de cristal y aniquila ángeles de barro.

Abro mis brazos y recibo fortunas, sortilegios blancos, hechizos de colores, porque en mi rostro existe una forma de alumbrar el universo: mi sonrisa limpia, mis labios cantarines, mis ojos resplandecientes.

Soy mi propia luz, mi propio horizonte y en la plenitud de este descubrimiento puedo elevarme vaporosa, fluida y esparcirme como puntos luminosos, así que respírame, inhala mis enigmas, y hagamos una ronda mágica, como de brujas blancas. Qué te cobijaré en mi seno y besaré tus sienes, te daré agua clara en vasijas de espejo, así podremos vernos, y en la euforia de romper el día, con mis huesos fuertes, y mis pies incansables podremos trascender.

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