domingo, 11 de julio de 2010

Espejo...


Qué extraño verme en un espejo que no buscaba, que no esperaba, pero que me habló, que me dijo que podía sonreír, sin temer. En ese espejo me veo y tiemblo, pues me reconozco en mis propios enigmas, bipolaridades; y puedo ser genuina, pues el espejo me dice quién soy y me deja ser libre.
El espejo se acerca me susurra secretos al oído, y se prenden las lámparas en mis ojos, sonrío como a él le gusta, y me duele la mandíbula de tanto reír, porque la risa no sólo se dibuja en mis labios, sino me ilumina el rostro, me cruza las venas y baila en mis pies, la risa me contagia, me encumbra, me desbarata de tantos compases.
Y yo danzando en la melodía de mi risa infinita, sonora y encantada, y a la luz de mi espejo me entrego, a la fiesta de mi yo reflejado en él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario